martes, 23 de noviembre de 2010

Budismo

El budismo se desarrolló a partir de las enseñanzas difundidas por su fundador, Siddhartha Gautama alrededor del siglo V antes de C en el noreste de la India. Inició una rápida expansión hasta llegar a ser la religión predominante en India en el siglo III AC En este siglo, el emperador indio Asoka la hace religión oficial de su enorme imperio, mandando embajadas de monjes budistas a todo el mundo conocido entonces. No será hasta el siglo VII cuando iniciará su declive en su tierra de origen, aunque para entonces ya se habría expandido a muchos territorios. En el siglo XIII había llegado a su casi completa desaparición de la India pero se había propagado con éxito por la mayoría del continente asiático.



El budismo ha significado un motor principal en la difusión de la escritura, el lenguaje y la adopción de valores humanistas y universalistas. Es por tanto la gran filosofía de Asia porque su práctica ha logrado expandirse a la totalidad de sus países. Desde el siglo pasado se ha expandido también por el resto del mundo. Al carecer de una deidad suprema pero mostrar a la vez su carácter salvífico y universalista, ha sido descrita también como fenómeno transcultural, filosofía, o método de trasformación.
El budismo es en número de seguidores una de las grandes religiones del planeta. Contiene una gran variedad de escuelas, doctrinas y prácticas que históricamente y bajo criterios geográficos se clasifican en budismo del Sur, Este y Norte.

Hay certeza histórica y científica sobre la existencia del Buda Gautama, originalmente llamado Siddharta Gautama y conocido después también como Śākyamuni o Tathāgata. Se sabe que provenía de la segunda casta hindú, la kSatriva, compuesta de guerreros y nobles. No obstante, algunos estudiosos como Andreu Bareau afirman que no es posible saber con exactitud si era un príncipe o un noble.

Los Cuatro Encuentros fueron, según la tradición, una de las primeras contemplaciones de Siddhārtha. A pesar de las precauciones de su padre, alcanzó a salir del palacio en cuatro ocasiones en las que vio por primera vez en su vida a un anciano, a un enfermo, a un cadáver y por último a un asceta, realidades que desconocía personalmente.
A los 29 años, después de contemplar los cuatro encuentros, decidió iniciar una búsqueda personal para investigar el problema del sufrimiento. A esta decisión se le llama La Gran Renuncia. Se unió al entonces numeroso y heterogéneo movimiento hindú de los sramanas (‘vagabundos religiosos mendicantes’), renunciando a todos sus bienes, herencia y a su posición social, para seguir prácticas religiosas y ascéticas.

La iluminación de Gautama es el punto de partida histórico del budismo, y parte de la enseñanza de que alcanzar el Nirvana es posible; todos los seres humanos tienen el potencial de lograr un cese del sufrimiento y comprender la naturaleza del bodhi.
El propósito del Budismo es la erradicación definitiva del sufrimiento, insatisfacción vital o descontento, que se manifiesta de manera inevitable en uno u otro momento de la vida. Acorde al pensamiento budista, la causa de la insatisfacción (frustración, tensión, etc..) es el deseo (“sed” entendido como los movimientos de la voluntad para la aproximación o el rechazo, surgiendo aferramiento, aversión, temon, etc...).

Todas estas ‘pasiones‘ se desarrollan por un "yo" que es vivido como totalmente existente y que de ese modo los padece. Pero debido a que el "yo" es una entidad que depende de varios factores para poder existir, es considerado en el budismo como una ilusión que depende de ellos. Es por tanto un efecto que surge de la ‘ignorancia‘, es decir, de una percepción errónea de la vida, la existencia y el ser. El "yo" es por tanto mantenido como el resultado de un proceso continuo de cinco agregados que varían a cada instante.

El "despertar" budista no es debido a una revelación divina, sino que se produce como un descubrimiento directo y personal de la realidad última. Un Buda no es un dios, ni u mesías, ni un profeta. El budismo no afirma a un creador del universo como causa última de la realidad, y sus enseñanzas no son percibidas por sus seguidores como dogmas.

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